jueves, 3 de marzo de 2011

25.02 Hegel. Percepción y objeto en sí

Resumen de Óscar López

Esta clase inició con las preguntas sobre el texto nos llevó a hacer una recapitulación en la que se inició por establecer las características de la conciencia: el percipiente y lo percibido. El objeto en sí que nos llevó al objeto percibido, este objeto percibido nos mostró que había una multiplicidad y una unidad. Las características respecto de la unidad están en el médium universal.

El objeto en sí mismo, que se percibe como una multiplicidad, pasa a ser una unidad, con determinadas características. Esto representa dos problemas: qué es lo que hace que la cosa sea una, y cómo está relacionada la multiplicidad de cosas con la unidad.

Las características están en relación con la unidad por lo también, que es, el médium universal (materia libre1) donde confluyen todas las características: el conjunto que es más que la suma de las partes, que supera las partes. Son las características respecto de lo que hace que la cosa sea una. Lo que falta para saber que el objeto es en sí, que la esencia del objeto está en sí mismo, es un momento inesencial2 pero necesario, a saber las indeterminaciones de los otros, (aquello que no es) es cuando el objeto se convierte para otro, que pasa de este ser para otro al momento para sí, es la negación para llegar al objeto en sí.

Las características de la unidad van a ser determinación de la esencia de la cosa.
Lo que buscamos conocer como un objeto en sí es la conciencia, que se debe convertir en un objeto percibido, a través del proceso antes mencionado, y donde la conciencia ganará su propia esencia a través de la confrontación con los otros (momento inesencial).

Lo que se busca es llegar al conocimiento de aquello que significa el sí mismo, algo que va más allá de lo percibido (está interiorizado), se compara esto con la distinción kantiana de fenómeno y noúmeno. El fenómeno es lo que podemos conocer como seres racionales, el noúmeno es la cosa en sí misma, que no podemos conocer. Hegel trata de superar esta diferencia asumiendo que la cosa en sí es interior, no lo que se percibe, ya que la conciencia quita las apariencias. En tal modo, lo en sí estaría más allá de la sensibilidad (suprasensible). El problema es cómo se relaciona esto suprasensible con lo sensible. Por lo tanto, la verdad del ser suprasensible está en que su ser sea sensible.

Por último, se discutió si la percepción era diferente en hombres y mujeres, y si esto influía en la verdad, se concluyó que la verdad seguiría siendo igual independientemente de la manera en que “se perciba”.

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